martes, 6 de febrero de 2007

FIESTA PRIVADA

Mireya Tabuas



El supo ser la hembra, espléndida, entregada, abierta. La pasividad, la holganza. Dejarse hacer. Mamita. Ella supo ser el hombre, la empuñadura, la voz cantante. El sudor, la fuerza laboral -la fuerza bruta-, la mano de obra.

El fue la hembra, la mujer barbuda del circo de ellos dos. Ella fue un hombre de hermosos senos blancos bajo el escote. Vital, masculina en sus frágiles caderas. La palanca. El empuje. Vamos, un dos un dos.

El fue un verbo en pasivo que abría las piernas para ser adorado. Etéreo. Nena. Un santuario, un templo, una corriente que vibra cuando ella recorre su espalda. Caballera. Protectora. Difiriendo, prolongando, distribuyendo equitativamente el goce. El roce. Intuición, desprejuicio. Ella le reza quedo allí, al fin de todos los tiempos. Jesús, María y José. Ella, fulgor y escarnio público, boca laboriosa y astuta, dedos curiosos y saliva, calma y prisa, acción, reportera de guerra, crónica roja. Afanosa. Ávida. Desatada.

Hubo baile de disfraces también en esa festividad. El fue la Bella de piernas velludas, ella una Bestia delgada, animal salvaje sin príncipe adentro. Él fue cándida caperucita que lleva dulces, ella un lobo hambriento en busca de carne fresca. Ella fue el coyote, y él el correcaminos. Esta vez sí funcionó Acme, el cazador alcanzó su presa. Ella, el coyote cojo.

El supo ser ella sin cabello largo. Piel. Ella supo ser él -un homo erectus imaginario- compensando sabiamente las ausencias. Los músculos. Carne y huesos.

El fue ella. Ella, él. En el espejo de ellos mismos.

Hembro. Hombra.

La teoría de la relatividad. El sexo, esa fiesta privada.


http://elpaisdelosequivocados.blogspot.com

3 comentarios:

©Javier Miranda-Luque dijo...

Ufff, Mireya, vaya texto con textículos, ¿textosterona?

SERGIO MÁRQUEZ dijo...

Nunca lo ambiguo fue tan preciso como en esta fiesta privada. Chapeau, Mireya!

EduardoEquis dijo...

¡Dios mio!...
De Impresion.